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Borges » (Spanish-language Edition)

Book cover image of Borges by Adolfo Bioy Casares

Authors: Adolfo Bioy Casares, Daniel Martino
ISBN-13: 9789507320859, ISBN-10: 9507320857
Format: Hardcover
Publisher: Planeta Publishing Corporation
Date Published: January 2007
Edition: Spanish-language Edition

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Author Biography: Adolfo Bioy Casares

El 15 de septiembre de 1914 nace en Buenos Aires Adolfo Bioy Casares. A los once años escribe su primera novela, Iris y Margarita --plagiando a "Petit Bob" de Gyp--, para una prima de quien estaba perdidamente enamorado. A los catorce escribe Vanidad o Una aventura terrorífica, cuento fantástico y policial.

En 1932 conoce, en casa de Victoria Ocampo, a quien será su amigo y colaborador: Jorge Luis Borges y, dos años más tarde, a Silvina Ocampo, quien junto a Borges lo convencerá de abandonar los estudios y dedicarse exclusivamente a escribir, y con quien se casará en 1940. Ese mismo año publica La Invención de Morel, su obra más famosa y convertida hoy en un clásico de la literatura contemporánea. Bioy y Borges forman por años un formidable duo creativo que produce obras como Un modelo para la muerte, Libro del Cielo y del Infierno y las Crónicas de Bustos Domecq, la mayoría de las cuales son firmadas con el seudónimo común de H. Bustos Domecq.

En 1954, año en que publica El sueño de los héroes, nace su única hija, Marta. En 1969 aparece Diario de la guerra del cerdo, llevada posteriormente al cine por Leopoldo Torre Nilsson. Entre otros premios y galardones, recibe en 1975 el Gran Premio de Honor de la SADE, es nombrado Miembro de la Legión de Honor de Francia en 1981, Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1986 y es galardonado en 1990 con el Premio Cervantes.

Considerado por Jorge L. Borges como uno de los mayores escritores argentinos de ficción, Bioy Casares es dueño de una vasta obra en donde la la fantasía y la realidad se superponen con una armonía magistral. La impecable construcción de sus relatos es, quizá, la característica que con mayor frecuencia ha destacado la crítica con respecto a su obra. Adolfo Bioy Casares murió en la Ciudad de Buenos Aires el 8 de marzo de 1999.

Book Synopsis

EL CONTEXTO. LA AMISTAD ENTRE BORGES Y BIOY

Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899. Bilingüe por influencia de su abuela materna, de origen inglés, aprenderá a leer en este idioma antes que en castellano y a escribir casi antes que a leer. A los siete años improvisa los primeros capítulos de un manual de mitología griega; a los ocho escribe La visera fatal, un cuento inspirado en un pasaje del Quijote; a los nueve traduce un relato de Oscar Wilde, "El príncipe feliz", que aparece en un diario local. Georgie, como lo llaman en casa, es por entonces un chico tímido, huidizo, acostumbrado a la soledad y a la lectura de los volúmenes de la biblioteca de su padre. Fuera de su hermana Norah, no tiene amigos. En el colegio debe soportar las bromas de los demás por sus lentes de aumento y su vestimenta al estilo inglés. Un presente duro, o por lo menos ingrato, que cambiará de improviso.

En 1914, debido a sus problemas de vista, el padre se jubila y decide pasar una temporada con la familia en Europa. Se instalan en Ginebra. En esta pacífica ciudad suiza de aire provinciano, Georgie comenzará una vida más sociable y escribirá algunos poemas en francés mientras estudia el bachillerato.

Pronto empieza a publicar poemas y manifiestos vanguardistas en la prensa literaria de España, donde vive entre 1919 y 1921, año en que los Borges regresan a Buenos Aires. El redescubrimiento de su ciudad natal, sobre todo de los suburbios del Sur, donde todavía abundan los compadritos y los almacenes, deja al joven poeta en un estado de exaltación. En largas caminatas por barrios laterales urde poemas que reunirá en su primer libro, Fervor de Buenos Aires, al tiempo que prepara ensayos en los que da a conocer en nuestro idioma a escritores como James Joyce o Thomas Browne. Esa tensión entre lo particular y lo general será la marca registrada de su estilo.

Son años de una actividad febril. Borges organiza una revista mural, escribe manifiestos, participa en publicaciones de toda índole y con dos libros más, Luna de enfrente e Inquisiciones, rápidamente consigue afianzarse en el panorama literario nacional. Sin embargo, hay algo en su trabajo que no termina de convencerlo. Cansado del ultraísmo que él mismo había traído de España, intenta fundar un nuevo tipo de relato que logre conciliar lo autóctono con una perspectiva metafísica de la realidad; incluso escribe un cuento sobre un duelo a cuchillo, "Hombres pelearon". El resultado no lo satisface. Por torpeza o por propia inhibición, la ficción pura se le resiste. En 1932 publica otro libro de ensayos, Discusión, que lo consolida como el referente ineludible de las nuevas generaciones. Todo indica que la narrativa le está vedada y que su destino es la poesía o la crítica, pero ese mismo año un hecho capital sucederá en su vida.

En una reunión celebrada en casa de Victoria Ocampo, Borges conoce a un muchacho de 17 años de modales suaves y aspecto de deportista. El joven, que se presenta como Adolfo Bioy Casares, ya tiene publicado su primer libro, Prólogo, aunque de hecho viene escribiendo cuentos y novelas desde la infancia, casi siempre tras la estela de amores contrariados. A los nueve años escribirá un relato para enamorar a una prima que no atiende sus requiebros; poco después planea, como quien prepara una bomba, una novela para conmover a la misma prima y sumirla en el remordimiento.

Borges simpatiza enseguida con ese chico inteligente, reservado, que es capaz de tomar en broma cualquier cosa, incluso sus propios libros. Durante el siguiente medio siglo Bioy será su principal interlocutor, su amigo más querido, pero sobre todo un aliado perfecto para abordar la temida ficción y romper la inercia de un ambiente con el que no termina de identificarse. Juntos emprenden antologías, traducciones, prólogos; juntos crean y dirigen para Emecé la célebre colección de novelas policiales "El séptimo círculo". Las sorprendentes ideas de uno y la soltura narrativa del otro constituyen una mezcla capaz de modificar el curso de cualquier literatura, y los hechos no tardarán en demostrarlo.

En 1940 Bioy publica La invención de Morel, un modelo de relato fantástico y una de las más bellas historias de amor escritas en nuestro idioma; casi enseguida convence a Borges de escribir y publicar en colaboración, con el seudónimo de Bustos Domecq, Seis problemas para don Isidro Parodi, un volumen de cuentos policiales que bajo la máscara del enigma resultan una implacable sátira sobre la Argentina.

El trabajo conjunto de los amigos comienza a tomar la forma de una corriente literaria, pero todavía es un triunfo módico, de entrecasa. Una tarde de 1939, en las barrancas de San Isidro, Bioy, su esposa, Silvina Ocampo, y Borges improvisan un cuento. El protagonista es un joven literato francés de provincias que, atraído por la fama secreta de un oscuro escritor, rastrea sus obras hasta un castillo para finalmente desenterrar borradores truncos y una lista de prohibiciones. Es el bosquejo de "Pierre Menard, autor del Quijote", el primero de una serie de cuentos a medio camino entre varios géneros que Borges reunirá en un libro de título elocuente: Ficciones.

Premiado en 1961 por una selección de los editores más importantes de Europa, Ficciones supuso, junto con El Aleph, el descubrimiento de un nuevo territorio que se expandía por el mundo: el planeta Borges. Para completar el alucinante juego de espejos que provocaban sus escritos, él mismo comenzó a nombrarse en tercera persona, como los compadritos de sus cuentos, pero también como Sarmiento y Julio César. El escritor devino así en personaje literario primero, en materia de debate nacional después y finalmente en símbolo universal.

Reportajes, coloquios, doctorados, notas, seminarios. El planeta Borges, remedo perfecto de su Biblioteca de Babel, jamás dejaría de crecer. Después de la de Shakespeare, su bibliografía es la más grande que existe sobre un escritor, en cualquier lengua. Esa sensación de inmortalidad ya estaba instalada en la gente desde la vejez del escritor. Cruzarse con él en la calle, hablarle, era para muchos como encontrarse con el Príncipe Hamlet. Borges iba y venía de Buenos Aires con la levedad de una de sus invenciones.

El 27 de noviembre de 1985 concurre a una exposición de sus primeras ediciones que organiza el librero Alberto Casares. Se lo ve sonriente, distendido. Será su última aparición pública en la Argentina. Al otro día parte hacia Italia y luego se instala en Ginebra, donde morirá el 14 de junio de 1986.

La noticia de la muerte de Borges sorprendió a Bioy en la calle, mientras iba a comprar un libro. Curiosamente, se la dio un desconocido. Muerto el rey, era evidente que surgiría la necesidad de encontrar un heredero al trono vacante. Y así sucedió.

Bioy trató de sobrellevar su inevitable apoteosis con la misma cortesía con que había sobrellevado el anonimato anterior. La suerte, que fue siempre muy considerada con él, le reservaría un extraño final. Su fama crecía en el mundo, le otorgaron el Premio Cervantes, la Academia sueca barajaba su nombre entre los candidatos al Premio Nobel; Bioy, mientras tanto, vivía solo en su casa de calle Posadas, abrumado por las sucesivas muertes de su esposa y de su hija. Estos golpes no perturbaron su discreción ni su escritura, que transmitió siempre compasión y aun felicidad. El reconocimiento de su hijo Fabián le devolvería un íntimo contrapeso de luz a su existencia.

Antes de morir en Buenos Aires, el 8 de marzo de 1999, entregó a Daniel Martino, su albacea y colaborador de años, numerosos diarios y anotaciones personales para que se publicaran póstumamente. En una de las entradas de esos diarios puede leerse: "Yo, que no creo en la otra vida, pienso que si Borges está en otra vida y yo ahora me pongo a escribir sobre él para los diarios, me preguntará: " Tú también?".

LOS DIARIOS. SU IMPORTANCIA Y ORIGINALIDAD

Este libro reúne medio siglo de apuntes de los diarios de Adolfo Bioy Casares referidos a su amistad con Jorge Luis Borges. Como se ha dicho, Bioy y Borges fueron amigos entrañables y compañeros de aventuras literarias. Durante años se reunían todos los días: escribían juntos, trabajaban juntos (en Emecé, en Sur), paseaban, veraneaban y comían juntos. Con discreción pero con la puntillosidad y la constancia de quien sabe qué está destinado a hacer un aporte fundamental, Bioy anotaba sus impresiones, los diálogos, las consideraciones de su amigo sobre escritores clásicos y contemporáneos, sobre el amor, la amistad, los sueños, la muerte, Dios, el destino, la filosofía, la comida, las mujeres, la política, las costumbres de su época, la idiosincrasia de los pueblos. El presente libro es reflejo de ese intercambio que enriqueció a uno y otro, y torció para siempre el rumbo de la literatura en español.

El relato por parte de Bioy de aspectos poco conocidos de la vida de Borges, la transmisión precisa de sus ideas originales y brillantes, el dibujo de su personalidad, en general poco conocida o poco evidente, quedan plasmados en este libro como es posible que no logre hacerlo ninguna biografía. En ese sentido, Bioy Casares es el interlocutor perfecto, como un tamiz hecho a medida para que se luciera la inteligencia del amigo, para dialogar con él en condiciones de igualdad y transmitirlo al papel con talento inigualable.

Muchos han afirmado que Borges es, junto con Cervantes, el más grande escritor en lengua española, y uno de los más grandes de la literatura universal. Su fama va en ascenso a pesar de su desaparición física. Personalidades del todo el mundo y de distintos ámbitos se han manifestado como sus admiradores, desde Bianca Jagger y Woody Allen hasta Harold Bloom y Michel Foucault, pasando por Mario Vargas Llosa, Javier Marías, Umberto Eco, John Updike, Susan Sontag, Carlos Fuentes, Paul Auster y Roberto Bolaño. La bibliografía sobre su obra es inmensa. Menos copiosa, en cambio, es la que documenta su vida.

En 1994, María Esther Vázquez escribió la biografía Borges. Esplendor y derrota (Tusquets), que tuvo gran éxito de ventas. Claramente venía a llenar un vacío. La repercusión mundial obtenida por el libro Borges. A life, de Edwin Williamson (Viking, 2004), es una prueba más del interés que existe por el gran escritor argentino. Tesis, monografías, cátedras universitarias, institutos, periodistas y lectores de las más diversas latitudes se han ocupado y siguen ocupándose de su personalidad y su obra.

En este contexto, creemos que la publicación de Borges, de Adolfo Bioy Casares, encontrará una perspectiva inmejorable.

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL CONTENIDO

-Se trata de un diario y, por lo tanto, está estructurado por entradas fechadas. La primera entrada corresponde al miércoles 21 de mayo y la última, al 8 de mayo de 1987. El libro cubre 40 años de anotaciones que Bioy Casares realizaba casi todos los días, interrumpidas por períodos de viaje o ausencia.

-Los "protagonistas" son Borges y Bioy. El primero despliega en estas páginas toda su genialidad, su agudeza, su ironía, su humor, su malicia, y lo hace frente a un interlocutor perfecto, que sabe volcar al papel como nadie esos diálogos imperdibles, difícilmente igualados en toda la literatura universal (pueden mencionarse como antecedentes la Vida de Johnson de Boswell y las Conversaciones con Goethe de Eckermann).

-Hay numerosos "personajes secundarios", que aparecen con intermitencia: Victoria y Silvina Ocampo, José Bianco, Estela Canto, María Esther Vázquez, Ernesto Sabato, Roger Caillois, Alfonso Reyes, Rabindranath Tagore, Ortega y Gasset y muchos otros, así como un número inabarcable de escritores de los que Borges y Bioy hablan como si los hubieran conocido: Cervantes, Shakespeare, Flaubert, James, Dante, Schopenhauer, Swedenborg, Quevedo, Proust, Joyce, Faulkner, Yeats, Mann, Woolf, Sartre, Gracián, etcétera.

-El texto no tiene desperdicio: no hay una página que no contenga una perla, una frase admirable, un juicio crítico profundo, una idea original, un chisme jugoso, un dato desconocido. La lectura provoca risa, admiración, sorpesa, curiosidad, emoción, otra vez risa. Además Bioy y Borges dan clases, sin proponérselo, sobre cómo escribir y cómo hacer crítica literaria; con frecuencia proponen correcciones para textos de otros escritores, que a menudo son autores clásicos, como Shakespeare o Dante. También desmitifican a autores supuestamente consagrados o unánimemente aceptados, y ensalzan a otros más desapercibidos para la crítica canónica y el gran público.

-No es un libro para una lectura sostenida; pide interrupciones, descanso, pero no defrauda nunca. Al comienzo las anotaciones de Bioy revisten un carácter más marginal y son casi siempre de índole literaria. Con el correr del tiempo y de las páginas, Bioy va adquiriendo mano de diarista: las anotaciones se hacen más largas, más descriptivas y narrativas. Hay microrrelatos, anécdotas, apuntes más personales, revelaciones.

-El lector natural de este libro es el amante de la literatura, el crítico literario, el admirador de Borges, en primer lugar, pero también el admirador de Bioy Casares, cuya escritura alcanza niveles de excelencia. Pero es factible pensar que pueden acercarse a él, por simple curiosidad o como efecto de su difusión pública, lectores que no han leído la obra de uno u otro ni son lectores habituales de literatura.

- El libro se presta ampliamente para la promoción por su propia condición fragmentaria, que permite hacer interesantes avances y extractos.

-Se trata de un texto de valor incalculable, que no envejecerá rápido y será continuamente reeditado. El libro tiene aristas polémicas y novedosas. A casi veinte años de su muerte, brinda un retrato de Borges en muchos aspectos insospechado, como quizás no lo logre ninguna biografía: un Borges íntimo, privado, lúcido, mordaz, sentimental. Al mismo tiempo refuerza la idea de que se trató de un genio de la literatura. No existe duda de que un libro como éste, que lo tiene como protagonista absoluto, prestigiará a la editorial que lo publique.

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